Podríamos decir que los Valles Pasiegos son el corazón y los pulmones de Cantabria. La despoblación sufrida durante siglos nos lleva a pensar en que ésta pueda ser la principal razón de su riqueza natural. Pero gracias a la presencia humana y a las actividades que sus gentes llevaron a cabo en la zona también contamos hoy con un legado inigualable.
Si por algo son conocidos los Valles Pasiegos, además de sus riquísimos sobaos y quesadas pasiegas, es por la cantidad de cuevas prehistóricas que encierran pinturas rupestres de alto valor.
Aunque la cueva más famosa de Cantabria sea la de Altamira, sentimos decir que ésta no pertenece a los Valles Pasiegos (aunque solo está a unos 20 minutos de donde nos encontramos ¡así que no dejes de visitarla si tienes oportunidad!). No obstante, te proponemos una ruta de cuevas muy interesantes y mucho menos concurridas que su célebre homóloga.
Un paseo por las cuevas de los Valles Pasiegos
Empezando por la más al norte y quizás la de mayor riqueza pictórica nos encontramos con la Cueva de El Castillo. Un recorrido subterráneo que encierra todo un museo prehistórico de expresión artística realizada por Homo Sapiens. Los artistas del Paleolítico no solo dejaron constancia de sus gráficos sino también de sus técnicas. Los temas más significativos son el variado bestiario protagonizado por animales con los que cohabitaron y la representación humana a través de la “estampación” de manos.
Anímate a dejar el coche y recorre unos 10-15 minutos a pie hasta la siguiente cueva: la Cueva de las Monedas. Esta cueva se caracteriza por ser la de mayor recorrido de la zona y por la singularidad de su nombre: aunque fue descubierta oficialmente en 1952, parece ser que un visitante del XVI perdió o escondió a 23 metros de profundidad (nos inclinamos más por la segunda opción) un lote de 20 monedas de la época de los Reyes Católicos.
El recorrido es todo un espectáculo visual gracias a sus estalactitas (techo) y estalagmitas (suelo, para que no te confundas) entre otras formaciones geológicas y minerales. Una delicia muy “instagrameable” para los adictos a esta red social.
Por desgracia para los turistas pero por suerte para la conservación del Arte Rupestre, los arqueólogos han decidido cerrar las Cuevas de La Pasiega y Las Chimeneas para evitar su deterioro. Aún así, podemos disfrutar de algunas muestras que se encontraron en ambas cuevas en el Museo Regional de Prehistoria y Arqueología de Santander.
Repoblación, monasterios y palacios
Como mencionábamos al principio, tras 150.000 años de ocupación humana, los Valles Pasiegos sufrieron una despoblación enorme y no fue hasta el siglo XI que la comarca no experimentó un aumento poblacional.
El auge de la fundación de monasterios y de la ganadería trashumante entre los siglos XI y XIII nos ha dejado un legado inmortal que ha permitido conocer los Valles Pasiegos tal y como se formaron entonces. Un viaje en el tiempo que nos deja disfrutar de una arquitectura románica de altísimo valor. No es necesario indagar demasiado para descubrir por el camino numerosas casonas y cabañas o espectaculares Colegiatas y palacios.
Como es de suponer, las cabañas eran las residencias de verano de los pasiegos, llamados así a los pastores de ganadería trashumante, mientras el clima era bueno. Las cabañas eran en un inicio muy precarias, fabricadas de tablas, y poco a poco se fueron construyendo con piedra.
Las casonas montañesas, por su parte, son un tipo de casas señoriales siendo una de las construcciones más significativas de la arquitectura de la zona. Experimentaron su auge entre los siglos XVII y XVIII, coincidiendo con el desarrollo del cultivo del maíz y el crecimiento económico.
Las Colegiatas y los palacios son los edificios más monumentales de la zona, con una esencia barroca que perdura casi intacta todavía en nuestros días.
En definitiva, hay mucho por descubrir en los Valles Pasiegos. ¿De verdad quieres que tus vacaciones sean completas? Entonces aprovecha para conocer las hermosas casas rurales locales y completa tu auténtica experiencia en la España rural.