A caballo entre las provincias de Guadalajara, Cuenca y Madrid, la comarca de La Alcarria sorprende por las formas caprichosas de su geografía y topografía, pese a no ser una zona montañosa propiamente dicha. A su vez, impacta la austeridad y quietud de sus parajes naturales, pese a estar a una hora escasa de la capital de España, Madrid. En cualquier caso, el paisaje alcarreño ofrece una inmensa riqueza natural y una extraña e inspiradora belleza que te conquistará.
Como comarca natural, la Alcarria de Guadalajara y Madrid se extiende por una amplia horquilla formada por los cauces de algunos de los ríos más importantes de la Península Ibérica: los ríos Jarama y Tajo forman sus límites, y los ríos Henares y Tajuña la atraviesan en sentido noreste-suroeste hasta desembocar en el Jarama. Por su parte, la Alcarria conquense se extiende hacia el lado oriental del río Tajo, siendo su límite las estribaciones de la Serranía de Cuenca. La geología de esta tierra, junto con la erosión y el paso del tiempo, son los que han dado un aspecto tan particular a su paisaje.
El paisaje alcarreño: cerros prominentes y profundos valles
Uno de los aspectos del paisaje de La Alcarria que lo hacen inolvidable es que impacta a sus visitantes por su fuerte personalidad, otorgada por las singulares condiciones de esta tierra. Subido a un altiplano que roza los 1000 m de altura, la fuerte erosión provocada por los ríos y el viento ha ido recortando la plataforma caliza por sus zonas más vulnerables, resultando en un conjunto paisajístico de aspecto casi arquitectónico, en el que destacan distintos accidentes geográficos que van configurando su particular topografía. Por ejemplo, los impresionantes promontorios rocosos o cerros 'testigo', muy típicos y dispersos por toda la zona. Suelen destacar por su forma cónica y una especia de tapa o 'sombrero' en la cima; durante siglos, estos cerros han sido los elegidos para controlar el territorio, y a día de hoy son muy apreciados entre los cazadores de observatorios astronómicos al aire libre, como el de Yebes (Guadalajara). Entre los más destacados se encuentran, por ejemplo, el cerro 'testigo' de Hita o las llamadas 'Tetas de Viana'.
Otro de los accidentes más característicos de La Alcarria son las gargantas y cortados, fruto de la enérgica acción de los ríos que atraviesan esta tierra sobre los terrenos calizos del altiplano. Estos ríos han ido formando valles aterrazados que en ocasiones están delimitados en uno o sus dos lados por cortados rocosos que se alzan como murallas protectoras; a sus pies, se extienden las fértiles vegas que han ido regando los cauces de los principales ríos durante milenios. En los cortados de los ríos no es extraño encontrar cuevas y covachas, algunas naturales y otras de origen humano como las de Perales de Tajuña (Madrid), que han sido utilizadas durante siglos como refugio, bodegas, silos, etc.
La flora y fauna alcarreñas: del alto páramo a los valles y ríos
La particular condición de páramo calizo en las zonas altas de La Alcarria, y su contraste con las fértiles vegas de las terrazas de los ríos, han dado lugar a una fauna y flora locales de gran riqueza y biodiversidad y de singular belleza que, aunque es bien conocida por ser típica del bosque mediterráneo, muchas veces es obviada por el viajero descuidado.
En los páramos encontramos una vegetación dura, robusta, adaptada a la crudeza climatológica y exposición de estos parajes. Así, destacan las siluetas del profundo verde oscuro de sabinas, pinos y enebros sobre el horizonte rectilíneo de los páramos, aunque acompañados de matorrales y arbustos como quejigos y encinas en las zonas de pendiente.
La abundancia de lavanda, romero, tomillo o espliego cubriendo las laderas más suaves de los valles, sobre todo en la Alcarria Alta, han sido también aprovechadas por la acción humana para crear vastas extensiones cultivadas de estas plantas aromáticas, de las que se extrae la famosa miel de esta tierra. Además, mucha de la vegetación presente en la zona de los valles es también producto del cultivo típico de secano propio del Mediterráneo: campos de olivos, vides y cereales protagonizan el paisaje en las zonas más bajas de La Alcarria con su propio encanto. Junto a los ríos, sobreviven las especies propias de ribera, desde pequeñas plantas herbáceas hasta hileras de olmos y chopos.
En este entorno, la fauna de tipo interior mediterráneo domina todos los parajes: protegidas en los roquedales anidan las rapaces autóctonas de la Península Ibérica, como el buitre negro, el águila real o el halcón peregrino; y entre sus recovecos se esconden las culebras y otros reptiles. También es típico ver córvidos en la soledad y quietud de las laderas y páramos.
Entre los valles, campan pequeños depredadores como el zorro y la gineta; huidizos jabalíes y conejos; perdices y codornices correteando entre los cultivos; y en los escondrijos nocturnos, búhos y lechuzas a la espera de que salgan pequeños roedores. Es remarcable la presencia de la fauna de río, muy rica y diversa ya que son vertebradores de todo el espacio natural alcarreño. Protagonizada por truchas, carpas y barbos, cuentan también con la presencia de un carismático pero esquivo mamífero: las nutrias.
Al igual que con el aprovechamiento de la vegetación típica, la fauna propia de esta tierra también ha influido en una gastronomía muy especial en la que destacan la carne de caza en salsa o escabechada, y los platos de pescado al horno.
Disfrutar de la naturaleza alcarreña es una experiencia única y fuente inagotable de inspiración, ya que además es una zona poco concurrida, con grandes espacios al aire libre donde se respira una reconfortante quietud y rincones prácticamente inexplorados que invitan al recogimiento. Puedes aventurarte por tu cuenta por cualquiera de los numerosos senderos o caminos, ya sea a pie, en moto, bicicleta... O puedes optar por experiencias concretas de interpretación de la naturaleza, que se llevan a cabo en la región desde hace tiempo. Un buen desayuno, una ruta por los valles y cortados, y luego poder alojarte en alguna de sus casas rurales con todo el sabor de la región, convertirán tu estancia en La Alcarria en inolvidable.