La Sierra de Gredos es un macizo montañoso localizado en el centro de la Península Ibérica que recorre desde los límites occidentales de Madrid hasta el Valle del Jerte en Cáceres (Extremadura). Esta vasta serranía divide el interior del país en dos mesetas tradicionalmente conocidas como las dos Castillas, y aunque por su altura y extensión pareciera infranqueable, cuenta con varios pasos naturales y vías de entrada utilizados por las poblaciones desde tiempos ancestrales.
Llegar a Gredos en coche desde Madrid
La reserva natural está localizada en el lado occidental de la serranía, pero todo el entorno de la Sierra de Gredos y sus pueblos, hasta el Valle de Iruelas y el Embalse del Burguillo en el extremo oriental, es un privilegio de la naturaleza que ha preservado su belleza y exuberancia, y que ha sido protagonista silencioso de algunos de los episodios más relevantes de la historia de España. Por su ubicación, lo más fácil para llegar a la Sierra de Gredos desde Holanda es tomar cualquiera de los vuelos regulares a Madrid: por ejemplo, hay vuelos directos diarios desde Amsterdam, y tres veces por semana desde Eindhoven. A partir de aquí, las opciones se multiplican, y hay una por cada tipo de aventura que quieras tener.
Para viajar sin horarios y diseñando tu propia ruta y paradas, puedes alquilar un coche directamente en el Aeropuerto de Madrid-Barajas. Desde aquí hasta las zonas oriental y meridional de la Sierra de Gredos tardarás unas dos horas y media, aunque si no tienes prisa es posible que quieras hacer alguna parada a medida que te adentres en las zonas más rurales. Una ruta muy recomendable es por la carretera N-501, que puedes tomar desde la M-40 una vez que dejes atrás Madrid. Ésta es una antiquísima vía pecuaria por donde además vas a atravesar una de las principales zonas vinícolas de Madrid, San Martín de Valdeiglesias. A partir de aquí, la carretera te lleva a través de pequeños pueblos salpicados por las faldas de las montañas entre Ávila y Toledo, a la vera del río Tiétar, que inundarán tus sentidos con su rico patrimonio histórico, cultural y natural: los castillos medievales de la Adrada y Arenas de San Pedro, las presas de Piedralaves, los puentes romanos de La Iglesuela y Lanzahíta, o los sequeros de pimentón de Candeleda, son solo algunos ejemplos.