A caballo entre las provincias de Cádiz y Málaga, la Sierra de Grazalema se alza como un bastión rocoso de formas caprichosas entre las que se encaraman los pequeños pueblos blancos que la caracterizan. Uno de los rincones más remotos de toda Andalucía, esta serranía vestida de encinas y matorrales invita al viajero a perderse por todos sus recovecos entre los que abundan las aguas manantiales y una flora y fauna endémicas entre las que destacan el pinsapo y la cabra payoya, ambos en peligro de extinción.
La Sierra de Grazalema es uno de los puntos más lluviosos de toda la Península Ibérica ya que recibe las borrascas atlánticas desde el suroeste, lo que unido a su geología de tipo kárstico hacen de este rincón de España uno de los más complejos y atractivos debido a su accidentada topografía: la serranía está plagada de cuevas, abrigos, escarpes, dolinas, desfiladeros, hundideros, poljés… Además, los amantes de la arqueología y la historia podrán fascinarse con las misteriosas pinturas rupestres de arte esquemático que albergan algunas de las cuevas, así como con las ruinas romanas, fortificaciones islámicas, ermitas medievales, palacetes señoriales y las antiguas tradiciones que aún perduran gracias a sus gentes.