Arribes del Duero

Una vez que el larguísimo río Duero ha cruzado la ciudad de Zamora en su camino hacia el Atlántico, toma dirección sur y a lo largo de unos 100 km va formando la frontera natural con Portugal, la secuencia más larga y profunda de barrancos de toda la Península Ibérica. Semejante escenario solo puede dar lugar a uno de los rincones más bellos de España, declarado Parque Natural y su vez compartido con nuestro vecino Portugal. Los privilegios que la naturaleza ha otorgado a esta tierra van más allá del asombro paisajístico ya que es también una de las zonas vinícolas más reconocidas del mundo, un enclave salpicado de pueblecitos medievales que mantienen unas sorprendentes costumbres, y un lugar idóneo para disfrutar de los platos típicos de la gastronomía castellana.

A través del "río de oro"

El río Duero (o de oro) recorre gran parte de España pero es en su frontera con Portugal donde adquiere una gran relevancia y expresividad, tanto por su valor natural como por lo que ha supuesto para las poblaciones de este entorno durante milenios. Reflejada en cada uno de sus rincones, la íntima y profunda relación del Duero con las poblaciones de los arribes se mantiene aún muy viva: las infinitas hiladas de viñedos cubriendo las laderas; las estrechas calles y joyas del románico asomando tras cada esquina; o las sobrecogedoras tradiciones que han traspasado la religión y hoy son paradigma de la autenticidad de sus gentes.

Cómo llegar a los Arribes del Duero